[La ceremonia del fuego ha terminado.]

Acabamos de encender los komatsukis que nos habéis confiado en la ceremonia del fuego, y todo lo que teníamos que hacer este año ya se ha completado.
Sólo quedan unas pocas horas de este año.
Me gustaría dedicar un momento a reflexionar sobre este año.

En primer lugar, es extraño decirlo yo mismo, pero creo que este año ha sido un año de mucho trabajo.
Ha sido un año completamente diferente a los últimos, ya que se produjo el desastre de Corona y los turistas volvieron a Miyajima en masa.
Hasta más o menos la época de la cumbre, en mayo, si cogía un resfriado, no podía volver, pero cuando enfermé en otoño, las cosas funcionaron bien sin mí. También fue un año en el que pude empezar cosas nuevas a mi manera, como aceptar ayudantes extranjeros, dar comidas diarias y celebrar un taller el otro día.

Quiero atribuir un significado positivo a todo lo que ha sucedido en el pasado y seguir adelante, así que quizá sólo esté pensando así conscientemente, pero siento que me ha guiado muy buena suerte en los últimos años.
Por otra parte, siento que todo lo que he hecho es dejar que ocurra.
Sólo viviré una vez, y cuando me dé cuenta ya seré un arafu, así que el año que viene me gustaría intentar determinar en qué tengo que trabajar y labrarme un nuevo camino.

Hubo muchas ocasiones este año en las que me enfrenté a mi propia sobrecapacidad, y todo lo que hice fue conseguir que la gente hiciera cosas por mí, y nunca fui capaz de devolver a los demás. Hubo muchas ocasiones en las que no fui considerado con la gente que me rodeaba y con mis invitados, y luego me arrepentí.

El año que viene me esforzaré por aumentar mi capacidad, dar prioridad a lo que hago y reservar tiempo para mí. Y siempre aceptaré nuevos retos con la mente abierta y más tiempo de sobra.

Por último, quiero dar las gracias a todos los que me han ayudado durante el último año.
Sé que no he hecho todo lo que he podido, pero espero seguir contando con vuestro apoyo el año que viene.